Una mirada al BIM dentro del proceso de transformación digital
Las siglas BIM significan Building Information Modeling y puede definirse como una metodología de trabajo colaborativa. Actualmente, incluso podríamos definirla como la base de la transformación digital en el sector AEC, a través de la cual contamos con un gran repositorio de información con diferentes datos y vistas, al que llamamos modelo, el cual puede ser visualizado a medida que se necesite.
Gracias al BIM podemos ir visualizando cómo se construye un edificio o una estructura y; además acceder a información complementaria, como pueden ser costos, sustentabilidad, eficiencia energética, así como también información de los proveedores; la cual nos permite saber a quién dirigirnos y qué pedir si en algún momento llegamos a detectar alguna falla en el proyecto o en los procesos.
El BIM, como parte de la transformación digital del sector, ha traído grandes beneficios; por ejemplo, un beneficio directo es la mejora en la productividad de los proyectos, puesto que permite hacer más con menos, de forma eficiente y eficaz; por otro lado, otro de los beneficios del BIM es que nos ayuda a integrar, desde etapas tempranas cada uno de los datos del proyecto.
Aparte de lo dicho, BIM también resulta toda una experiencia de aprendizaje, por lo que su mayor valor no recae necesariamente en cuánto dinero se ahorra con su implementación, sino cuántos errores se dejan de cometer tras implementarlo. En consecuencia, al dejar de cometer estos errores, se reducen los reprocesos, la pérdida de tiempo y los gastos adicionales.
El caso de la implementación de plan BIM a nivel país en Chile
En Chile, desde 2015, se hizo un convenio nacional para poder generar un mandato que les permitiera llegar a implementar BIM, como país, al 2020 y 2025. Ese mandato recayó en una institucionalidad llamada Plan BIM, la cual lidera el proyecto a nivel país, de tal manera que busca articular a todos los actores dentro de lineamientos comunes.
En la experiencia de Chile, nos cuenta Raúl Salinas, ingeniero industrial especialista en BIM, se partió por implementar una experiencia piloto en el Ministerio de Vivienda, que hoy está en plena función, y que buscó que las instituciones que iban a generar vivienda social pudieran presentar sus proyectos en BIM; de tal manera que fueran revisadas de forma simple, trazable y finalmente facilitar la entrega de viviendas dignas a los chilenos.
Desde la perspectiva de articulación del PLAN BIM Chile, la idea era abarcar todas las instituciones públicas que tuvieran ejecución de infraestructuras horizontales o verticales, y que tuvieran tipologías de proyectos en las que existiera una evidencia concreta de que BIM fuera un aporte. Para esto también se generó la instancia de analizar si existían las competencias o condiciones para ejecutar estos proyectos con BIM o había que generarlas.
En Chile se generó además un estándar de proyectos públicos que norma cómo se tiene que pedir y cómo se tiene que entregar la información. Por otro lado, se adscribe a la ISO 19650 como la fuente de la cual deriva este estándar.
Plan BIM, el caso peruano
En Perú, comenta Germán Elera, Co-Founder de Digital Bricks, existe el Decreto Supremo Nº 237-2019-EF en el que se aprueba el Plan Nacional de Competitividad y Productividad, en cuyo puntos 1 y 2 se habla de Plan BIM. En ese Plan Nacional se encuentra el proyecto de decreto supremo que regula el BIM, el plan de implementación y la hoja de ruta. Con respecto al primero, se ha cumplido con la emisión del Decreto Supremo N° 289-2019-EF que aprueba la disposiciones para la incorporación progresiva en inversión pública y para el segundo hito del Plan Nacional de Competitividad y Productividad, el Ministerio de Economía y Finanzas se está lanzando y ha elaborado un plan de implementación y una hoja de ruta de Plan Bim.
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La importancia del plan estratégico para implementar BIM
Se comete el error, cuando hablamos de proyectos tecnológicos o que involucren la introducción de tecnología, de pensar que basta con comprar la licencia y realizar una capacitación; sin embargo, esto no es suficiente. En la realidad la introducción o implementación de tecnologías involucra un cambio cultural asociado a hacer las cosas de forma diferente. Y también a acostumbrarnos a hacerlo de esta manera a causa de que es útil, bueno y porque contribuirá al éxito del proyecto que se va a realizar. Si este cambio no se da, lo más probable es que exista una serie de personas que se resistan a esta implementación y que ocasionen que los proyectos caigan.
En ese sentido, resulta fundamental un plan estratégico para implementar BIM, el cual debe darse de forma progresiva en las instituciones, de tal manera que apunten a aumentar su madurez, en términos de este tipo de proyectos. Lo dicho es válido para cualquier tipo de proyecto de transformación tecnológica, en especial en lo que respecta BIM. Esto implica considerar aristas directamente relacionadas con la introducción metodológica y tecnológica de BIM, y con una serie de otras áreas de apoyo que muchas veces no son consideradas; como es el caso de:
- La gestión del cambio
- La comunicación efectiva a los diferentes involucrados
- La introducción de mecanismos de compensación
- La comunicación de beneficios asociados al cumplimiento de metas del proyecto, entre otros.
A partir de un diagnóstico de madurez es posible establecer una hoja de ruta (cómo quiere y hacia dónde quiere llegar) para plasmar un plan que tenga detallado lo que se va a hacer, cómo se va a hacer, quién lo va a hacer y cuánto cuesta hacerlo. Vale decir que la implementación BIM debe ser vista como una inversión, por lo que requiere una línea de crédito inicial que dé la posibilidad de hacer cosas para lograr metas progresivas y cada vez más ambiciosas.