En los últimos años, cada vez oímos más casos de éxito acerca de la formación de smart cities; sin embargo, estos casos son originarios de países desarrollados mientras que para regiones latinoamericanas el panorama parece aún muy lejano. Pese a ello, debemos ver los casos de éxito de las ciudades que han alcanzado este hito como un ejemplo de qué es lo que se debe seguir para tomar un mejor norte y hacer que las smart cities también sean una realidad en países como el nuestro.
Ciudades inteligentes ¿qué son?
El primer paso es comprender qué son las ciudades inteligentes. Una “smart city” es un sistema urbano interconectado que utiliza tecnologías avanzadas para gestionar eficientemente aspectos como el transporte, la energía y el agua; aunque también abarca la protección civil, la actividad comercial y la comunicación con los ciudadanos. Estas ciudades están diseñadas de tal manera que logran detectar las necesidades ciudadanas y convertirlas en conocimiento, guiando así su funcionamiento.
El impacto de la transformación digital en la construcción de ciudades inteligentes
En el marco de la formación de ciudades inteligentes, la transformación digital ha dejado una huella profunda al optimizar la gestión de servicios públicos, reducir los costos administrativos y elevar la calidad de vida de los ciudadanos. Al aprovechar una amplia gama de tecnologías lo que hoy llamamos ciudades inteligentes ha logrado una mayor eficiencia en la administración, seguridad y sostenibilidad, transformando no solo la manera cómo funcionan, sino también cómo sus habitantes se desplazan y se comunican. Este cambio no solo impacta la economía, sociedad y medioambiente, sino que redefine cómo las ciudades se desarrollan y expanden en un mundo cada vez más interconectado y digitalizado.
Dos casos de éxito de soluciones tecnológicas para smart cities
Explorando logros destacados en soluciones tecnológicas para ciudades inteligentes, encontramos ejemplos inspiradores que ilustran cómo la innovación puede transformar radicalmente el funcionamiento urbano. Aquí algunos casos concretos:
Reducción de desperdicios en un 80% gracias al uso de sensores inteligentes
Un caso sumamente interesante es el de la ciudad de San Francisco. Hasta hace poco, esta ciudad enfrentaba uno de los mayores costos en limpieza, además de recibir numerosas quejas sobre lo sucias que lucían sus calles. No obstante, ante esta imperante necesidad urbana, surgió Nordsense, un emprendimiento que, mediante el empleo de sensores IoT, es capaz de recolectar datos relacionados con los patrones de residuos, logrando así optimizar el proceso de recogida de los mismos.
Inicialmente, la compañía instaló sus sensores en 48 de los 3,800 contenedores de la ciudad como parte de un proyecto piloto, y los resultados que obtuvieron resultaron sorprendentes: se logró una reducción de hasta un 80% en los casos de residuos desbordados, una disminución de hasta un 64% en los vertidos ilegales, y también se registró una caída del 66% en las solicitudes de limpieza para las calles. Tras el rotundo éxito del piloto, los sensores fueron instalados en un total adicional de 1,000 contenedores.
Este caso ejemplifica de manera clara cómo la implementación de tecnología innovadora puede llevar a mejoras significativas en áreas urbanas clave, no solo reduciendo el desperdicio de recursos, sino también mejorando la calidad estética y la experiencia general de los ciudadanos.
Reducción de fugas de agua para un uso más sostenible de este sustancia
Otro problema que afecta a las ciudades es la presencia de fugas en sus redes de tuberías, las cuales a menudo tienen un origen difícil de identificar. Esta situación no solo genera costos para las compañías proveedoras, sino que también resulta en el derroche de este recurso vital. Ciudades como Copenhague enfrentaban este inconveniente; y ante esta problemática, surgieron iniciativas como el proyecto LEAKman, el cual implementó la instalación de sensores VIDI Positioner en las válvulas de seccionamiento. El propósito de esta iniciativa era obtener datos confiables para el cálculo del consumo de agua, así como para evaluar el nivel de agua no registrado y de este modo minimizar las pérdidas.
Los datos recopilados por los sensores se integraron con sistemas SCADA y GIS para el modelado hidráulico en tiempo real. Estos datos también se procesaron en sistemas de información de gestión en línea, lo que permitió facilitar la gestión automatizada de las fugas y el monitoreo en línea de los indicadores clave de rendimiento (KPI). Como resultado, los equipos de detección se enfocaron en los segmentos de tubería más vulnerables, logrando reducir los niveles de agua no facturada a un rango entre el 4% y el 6%.
Este enfoque en la detección y corrección temprana de fugas no solo beneficia a las empresas proveedoras y a la sostenibilidad del recurso hídrico, sino que también ejemplifica cómo la convergencia de tecnologías puede abordar problemas complejos de manera efectiva, contribuyendo al uso más eficiente y responsable del agua en el entorno urbano.
Las ciudades inteligentes también pueden ser una realidad en Latinoamérica
En estos tiempos de creciente avance tecnológico, los éxitos que resuenan en la configuración de las smart cities capturan nuestra atención y estimulan nuestra imaginación hacia un porvenir más luminoso y sostenible para nuestras propias urbes. Aunque muchas de estas historias de transformación provengan de naciones altamente desarrolladas, es crucial recordar que las lecciones y logros extraídos de ellas tienen el potencial de orientarnos hacia una nueva era en nuestras propias regiones. Estas lecciones abarcan tanto el desarrollo de tecnologías nativas que fomenten la gestación de ciudades inteligentes como la implementación de iniciativas que coadyuven a esta realización.
En este este contexto, podemos ver que ya se han dado pasos hacia la formación de ciudades inteligentes en América Latina, este es el caso de Chile y Colombia, donde ya se observa el uso de flotas de autobuses eléctricos, los cuales están teniendo un impacto positivo en la calidad del aire, además de en la reducción de costos operativos. En Bogotá también resulta interesante la implementación de sensores que permiten el monitoreo de las lluvias, niveles de agua y movimiento de suelo, para así estar un paso adelante ante el riesgo de inundaciones. Y en Río de Janeiro podemos ver iniciativas como el proyecto Smart Rio, que busca modernizar el alumbrado público con bombillas LED de alta eficiencia, con lo cual no solo se espera disminuir el uso de energía hasta en un 60%; sino también contribuir a la reducción de la contaminación lumínica.
Proyectos como los mencionados son solo algunos de los casos de éxito que se vienen gestando en el mundo y Latinoamérica, la pregunta que queda hacernos es ¿qué estamos haciendo para sumarnos a este cambio?